LEÓN X Y LA REFORMA

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LEÓN X y LA REFORMA

En 1517 la situación de los Estados Pontificios era verdaderamente preocupante desde el punto de vista económico debido a los constantes derroches de dinero que suponía entonces un incremento de la presión fiscal demasiado notorio para los países contribuyentes a Roma. La gota que colmó el vaso fue, como ya hemos señalado en otras páginas de este blog, la construcción de la Basílica de San Pedro, algo que las potencias europeas veían como desorbitada teniendo en cuenta la debilidad de las arcas pontificias. Pero esto no fue todo, León X decidió llevar la delicada situación a tal extremo con la creación de nuevas recaudaciones. El problema vino cuando se superpuso las ambiciones tributarias por encima de Dios, y que esa decisión viniera del papa ponía en grave cuestión la integridad de la religión católica, pues se acabó por vender nada menos que indulgencias a todo tipo de delincuentes y graves pecadores para perdonar y librarles. Tanto este derroche como el abuso de poder fueron muy decisivas para que Martín Lutero protestase en forma de llevar a cabo una Reforma sin ningún acuerdo ni aprobación por Roma con el objetivo de poner freno a esta lamentable situación. Lo que nadie imaginaba es que esta medida acabara perdurando para siempre, que no hiciera más que crecer hasta ser imparable, que revolucionara el transcurso de la Historia y que fragmentara cada vez más un cristianismo que parecía indestructible desde el Medievo. Sin duda fueron dos hechos lo que hicieron esto posible: la imprenta y nuevas corrientes de pensamiento humanistas y renacentistas.

Lutero clavando sus 95 tesis para criticar la venta de indulgencias en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg.